martes, 12 de noviembre de 2013

¿ESENCIA PARA LA EXISTENCIA O EXISTENCIA PARA LA ESENCIA?

Tratar temas sobre nuestra existencia es algo complicado, por tanto quiero iniciar en esta primera publicación con la parte filosófica y controversial de la existencia humana. Es por este motivo que quiero partir de Jean Paul Sartre; si hablamos de él, estamos hablando del existencialismo, corriente filosófica que califica a el hombre dueño de su existencia desde dos puntos totalmente opuestos, lo religioso y lo ateo donde el primero otorga preeminencia  a Dios señalándolo como dueño y creador de toda existencia, y la segunda que marca a el hombre como único dueño de la existencia del hombre, pero ambas señalan y hacen del hombre una existencia y una verdad.

En el texto “El existencialismo es un humanismo” Sartre nos dice que “si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia” detonando dos aspectos importantes y primordiales en este mar que corre ansioso: la esencia y la existencia.
Antes de ser creados, somos pensados y ese pensamiento entonces se destacaría como la esencia de una procedente existencia, siendo la esencia la idea de un hecho, el bombillo encendido en la cabeza antes incluso de ser un bombillo, de ser materia, de existir físicamente. Entonces puedo decir que la esencia no es más que la base de la existencia, así mismo  Dios seria, en un existencialismo religioso esa esencia base de la existencia humana, “ cada uno de los entes que constituyen nuestro mundo existieron en la mente divina como idea, como esencia. Dios sabe desde la eternidad qué es el hombre” entonces el hombre como ser complejo es comprendido únicamente por su esencia, en este caso Dios. Por el contrario en el existencialismo ateo pensado por Sartre el hombre primero existe y luego se define como esencia, ¿Cómo saber la esencia del hombre si no conocemos al hombre?, esto me recuerda a las críticas del famoso Ósip Brik, quien antes de criticar una poesía debía leerla, no podía hablar de ella sino después de haberse degustado con su viviente pasión, en otras palabras, en la poesía la esencia no hace a la existencia, sino por el contario, la esencia surge de la existencia; o ¿no es la poesía un acto de inspiración que surge poco a poco, verso a verso, corrección tras corrección hasta quedar completa? ¿Dónde quedaría entonces el pensamiento y la magia de la idea? ¿No es este pensamiento el que surge mientras se lee y disfruta de una buena composición? Ahora bien, el hombre no sabe lo que es, sino que se entera a medida de lo que hace y a medida que existe.


Por este motivo Sartre señala a el hombre como el ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, es decir el hombre existe y la esencia del él, es el mismo hombre. Mientras vive el hombre se va haciendo poco a poco a través de experiencias, somos nosotros obra inconclusa en constante realización; es por esto que no podemos decir que somos seres pensados, sino en cambio, que somos seres propios, poseemos pensamientos, ideas, metas y somos todo eso que poseemos; somos proyectos en constante cambio la prueba está en una de las frases dichas por este influyente representante del existencialismo francés: “el hombre será en primer lugar aquello que habrá proyectado ser”. Yo soy lo que me proyecto y es esta mi esencia.

De ahí que no podemos señalar una esencia suprema para el hombre y para muchas concepciones del arte y demás existencias ya que no todo proviene de una esencia, pero si es válido afirmar que la esencia se da gracias a la existencia. En fin, el hombre existe, tiene realidad humana y tiene una esencia al igual que todo lo que le rodea, pero su esencia es dada gracias a su existencia.


                                                                                                                              Gina Polo Peralta